Como ocurre habitualmente, no solemos ir al médico hasta que no nos pasa algo. Hasta que no tenemos alguna dolencia, notamos algún síntoma concreto, vemos algún signo de alarma que nos inquieta y nos preocupa, no nos vemos obligados a consultar.

Es entonces cuando pedimos cita en nuestro médico de familia, quien nos orienta y resuelve lo que nos está pasando, o nos envía al médico especializado en los problemas que estamos teniendo. Por ejemplo, un urólogo puede atender a hombres y mujeres, niños y mayores ante:

  • El cólico renal, y otras dolencias relacionadas con piedras en el riñón.
  • La infección urinaria.
  • Alteraciones del aspecto de la orina como la hematuria (sangre en la orina).
  • La incontinencia urinaria.
  • La enuresis (orinarse en la cama por la noche) en la infancia.
  • Problemas de dificultad al orinar, incluida la retención aguda de orina, que están relacionados con problemas prostáticos y de vejiga.
  • Enfermedades oncológicas de los tumores de riñón, vejiga, próstata, testículo y pene.
  • Malformaciones del aparato urinario y genital masculino.
  • Traumatismos genitales y del aparato urinario.
  • Problemas del suelo pélvico como el prolapso o el dolor crónico pélvico.
  • El trasplante renal.
  • Enfermedades genitales masculinas.
  • Problemas sexuales masculinos, fundamentalmente problemas de erección y eyaculación.
  • Enfermedades de trasmisión sexual.
  • La infertilidad masculina